Del 10 al 13 de octubre de 2019, la Fundación participó en el seminario internacional organizado por la Liga de Trabajadores Católicos – Movimiento de Trabajadores Cristianos (LOC – MTC) bajo el tema de “Precariedad y desigualdad en las empresas y el mundo laboral, y protección social para todos ”, financiado por el Centro Europeo para los Asuntos de los Trabajadores – EZA y la Unión Europea. Ver programa
Durante la sesión de apertura José Agostinho Marques, concejal de Cultura de la Cámara Municipal de Amadora, presentó una panorámica de Amadora a nivel histórico, social, laboral y económico. Seguidamente el coordinador de LOC, Americo Monteiro presentó unas pinceladas sobre la realidad laboral de los trabajadores de Portugal. Joao Paulo Branco, miembro del Consejo de Administración de EZA, resaltó la importancia, a nivel internacional de la realización de este tipo de eventos.
A continuación se desarrolló la primera sesión del seminario en la que intervino Federico Cantante, Investigador del Laboratorio Colaborativo para el trabajo, el empleo y la protección social, quien presentó la situación de empresas portuguesas y del tercer sector. Nos hizo reflexionar sobre las causas y consecuencias de la falta de protección social de los trabajadores y cómo esta realidad socava el modelo social europeo, afectando a la sociedad, especialmente a las poblaciones más desprotegidas. Las relaciones laborales han cambiado, señalando que hoy en día existe cada vez menos la idea de tener una carrera, las dificultades de tener un trabajo permanente y la proliferación de empresas sin rostro. Los desafíos para el presente y el futuro son los siguientes: beneficios de desempleo más amplios, sabiendo que más del 50% de los desempleados en Portugal no reciben subsidio; mínimos sociales más generosos – Dignidad de la persona humana; Mejor regulación del trabajo y protección social; Relaciones más estrechas entre los ancianos y los jóvenes.
En la segunda sesión intervino Wilfried Wiennen, Responsable por el Secretariado Europeo del KAB Nacional de Alemania. Expuso el impacto en la vida de los trabajadores a causa de la devaluación del trabajo. En Alemania 7’5 millones de personas tienen un trabajo precario, incierto, desprotegido y mal pagado. Cada vez va a más… Es una masa de gente flexible y siempre disponible. Para evitar todo esto hay que reglamentar la responsabilidad de las empresas incluso por una cuestión de derechos humanos. El trabajo debe ser digno, con salario digno y con posibilidad de conciliación familiar, de descanso y de ocio.
Se abordaron las consecuencias de esta precariedad laboral y lo que esto implica en la vida de los trabajadores: la falta de cohesión social, de diálogo y desarrollo social, muy necesarios a nivel nacional y europeo. En los países europeos más desarrollados, muchos trabajadores viven en su trabajo situaciones escandalosas que rozan la esclavitud. También en grandes empresas. Es notorio el aumento de consultas psiquiátricas y el uso de antidepresivos debido a situaciones laborales precarias y la presión continua sobre los trabajadores.
A continuación se desarrolló una mesa redonda en la que distintos representantes expusieron la situación laboral en sus países. Concretamente de Portugal, España, Alemania, Eslovaquia, Francia y Eslovenia. En todos estos países están presentes las situaciones de precariedad laboral, cada uno con sus connotaciones, pero en el fondo con los mismos resultados y perspectivas.
Los trabajadores se encuentran en situación de tener una disponibilidad total antes la empresa, trabajando bajo presión y con horarios irregulares que les hacen, muchas veces, estar conectados todo el día al trabajo, pero sin ninguna seguridad en términos de empleo, horas no reguladas, abuso de horas extras no pagadas. Estas situaciones generan desigualdades sociales y salariales. Por parte de España Juan Carlos Barcia, representante de la Fundación Concordia y Libertad, expuso el trabajo realizado desde los Centros de participación e Integración de Inmigrantes de la Comunidad de Madrid.
El sábado dió comienzo la cuarta sesión, en la que intervino Vivalda Silva, presidente del STAD. Expuso el punto de vista del servicio doméstico y, principalmente, de las limpiadoras industriales que limpian a destajo y con precariedad laboral grandes superficies. Es un trabajo con derechos reducidos, con mucha nocturnidad, reducciones del salario, inseguridad laboral y personal y con una conciliación familiar y personal muy complicada. Incluso a veces, retrasos en los pagos a fin de mes. En cuanto al servicio doméstico, es difícil hablar con ellas por trabajar en casas privadas, y donde el sindicalismo es muy débil. Muchos de estos trabajadores carecen de seguridad social, y por lo tanto no tienen derecho a prestaciones por desempleo o enfermedad, vacaciones, etc.
La última sesión corrió a cargo de María del Pino Trejo Sánchez, representante de HOAC España. En su exposición dejó claro que no es lo mismo trabajo que empleo. El trabajo conlleva una dignidad que no siempre conlleva el empleo. Para tener un empleo digno hay que construir sobre roca, como nos dice el Evangelio. Cristo es el referente para responder a qué tipo de persona y a qué tipo de sociedad queremos formar. La persona debe ser libre para amar y para servir, fructificando los dones que Dios nos da, al servicio de la sociedad. Respeta la dignidad de la vida en todos sus estados y es capaz de darse y de donarse. La sociedad que hay que alcanzar es una sociedad civilizada y decente en la que sus miembros no se humillen unos a otros ni sus instituciones.
Que construya fraternidad y que cuide el medio ambiente. Somos creadores por medio del trabajo humano. Participamos de la obra creadora de Dios. Tenemos que hacer las cosas nuevas, a través del amor, humanizando el trabajo, que nos da dignidad. La persona no puede ser mercancía. Hay que avanzar en empleo decente y no en el precario. El descanso no es pereza, es necesidad humana. Hay que reforzar el sindicalismo, sobre todo en los sectores más empobrecidos, y reforzar la protección familiar.
CONCLUSIONES:
Humanizar la vida humana, rechazando el individualismo y fomentando la solidaridad y la responsabilidad social.
Los mismos trabajadores son responsables de organizarse para defender su propia dignidad y derechos.
Hay que luchar contra las desigualdades laborales y salariales. Reducir las desigualdades entre hombres y mujeres.
Trabajar para que los convenios colectivos agrupen a todos los trabajadores y les den dignidad. Luchar contra la precariedad, sobre todo la que afecta a los trabajadores más jóvenes, que les dejan sin futuro y sin esperanzas. Los cristianos tenemos un papel de primer orden en la consecución de todos estos objetivos.