31 ENERO 2017
El Seminario de estudio sobre “Una nueva política de migración en la Unión Europea” (ver programa), celebrado en Roma el 25 a 27 de enero, fue organizado por la Associazioni Cristiane Lavoratori Italiani (ACLI) y contó con financiación de la Unión Europea y EZA.
Durante la primera sesión Carlotta Sami, Portavoz de UNHCR, reflexionó sobre la situación de los inmigrantes solicitantes de asilo, refugiados en la Unión Europea. En este sentido expuso las siguientes ideas:
En muchos países de Europa se vive una situación dramática de difícil solución. Los flujos migratorios de los refugiados van más allá de los cauces oficiales y sus cifras escapan de las estadísticas del gobierno. Sin embargo, el 90% de los refugiados no se encuentran en los países europeos, sino en los países limítrofes a los afectados, sobre todo en África y en Medio Oriente. Hacemos un drama enorme cuando el drama, realmente, se está viviendo en otros países con muchos menos recursos que el nuestro.
Hay muchos modos de intervenir. Principalmente hay que intervenir en los países de origen del conflicto, en la medida que se pueda. Si no, en los países de destino de los refugiados, pues se dan situaciones límite afrontadas por países sin recursos.
Las perspectivas son peores. No sólo para Europa, sino sobre todo para los países limítrofes. Actualmente hay 65 millones de refugiados en el mundo y la cifra seguirá creciendo. No sólo por las dificultades en los países de origen, sino también por la fuerte presión demográfica en esos países (para 2050, se prevé que Nigeria tenga 160 millones de habitantes). Toda esa gente tendrá que buscar un destino fuera de sus países, pues no tendrán las condiciones adecuadas de desarrollo si no intervenimos.
En la segunda sesión György Laytai, Coordinador de EZA, presentó la situación de los inmigrantes y refugiados en Hungría que está recibiendo mucha inmigración y refugiados por canales extraoficiales. Por otro lado muchos húngaros viven en los países limítrofes y, sin embargo, en estos países son tratados con desprecio sobre todo por rumanos, serbios y eslovacos. El ponente también realizó una serie de reflexiones:
Tradicionalmente, el trabajo era la principal política de integración en nuestra sociedad, porque el trabajo aseguraba el acceso a derechos principales.El trabajo aseguraba la estabilidad, la posibilidad de la vivienda, la posibilidad de formar una familia…
Sin embargo, ahora, el trabajo ya no es garantía de integración para los inmigrantes. Ya no es algo susceptible de celebración, pues los trabajos que encuentran son precarios, no les permite conciliar con la familia, los sueldos son insuficientes, los horarios malos y, en muchos casos, se encuentran explotados. No garantizan el acceso a los principales derechos como antiguamente.
En la tercera sesión intervino Agnese Papadia, Representante de la Comisión Europea para las migraciones, para ofrecer una perspectiva europea sobre la integración a través del análisis de la situación en Alemania. En este sentidó afirmó que vivimos en una Europa envejecida en la que los hijos de los europeos no pueden mantener ni el país ni las pensiones, por lo que es necesario que 15 millones de inmigrantes, en los próximos 10 años, entren en Alemania. Y lo mismo sucede con muchos otros países de Europa. El gran reto es cómo regular esto y cómo hacer que el trabajo que desempeñen sirva realmente para sostener el sistema. Además hay que evitar la fuga de cerebros o personal cualificado de sus países de origen.
Durante la cuarta jornada, Emma Bonino, Experta en políticas internacionales y parlamentaria italiana, disertó sobre la inmigración en Europa y los mitos a disipar. Entre sus aportaciones destacó que muchas veces los fines éticos no coinciden con los intereses de los gobiernos, sin embargo, en el caso de la inmigración sí coinciden y, aun así, es dificilísimo ponerse de acuerdo para emanar políticas éticas y satisfactorias para todos. Además, el drama de los refugiados comienza a ser el drama de todos, porque hemos cerrado las puertas de Europa a todos y ahora todos quieren entrar por la puerta del refugiado. En el caso de Italia, el año pasado se recibieron 135.000 solicitudes de asilo. De ellas, se han examinado 90.000 y se han descartado 60.000. El problema es que la ley se aplica según el país de procedencia de la persona, no según la circunstancia particular de la persona.
Finalmente Cecile Kyenge, del Comité de libertades civiles del Parlamento Europeo, señaló que la situación del Mediterráneo requiere una respuesta global de toda la Unión Europea. Por ello no hay que intervenir sólo en caso de emergencia, como si la situación fuera una situación de emergencia y no una situación cotidiana, del día a día. Es un hecho estructural y transnacional, no una emergencia puntual. Es una cuestión europea que tiene que ser afrontada con responsabilidad por todos los países miembros, privilegiando, por encima de todo, la tutela de la vida humana.