13 ABRIL 2017
Entre los meses de enero y marzo, la empresa Azaí Consultores ha realizado la evaluación final del Convenio Huellas de paz. Este convenio, llevado a cabo por H+D junto con la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y con financiación de AECID, ha permitido que más de 20.000 personas de los departamentos de Nariño, Cauca, Antioquia y Valle del Cauca, recuperen su derecho a una vida en libertad y paz, facilitando su arraigo, la mejora de sus recursos económicos y haciéndoles partícipes del desarrollo de sus comunidades.
Entre los resultados alcanzados en cada una de las líneas de actuación destacan:
En el ámbito social, se ha empoderado a las comunidades campesinas de las zonas rurales de los cuatro departamentos, con la apertura de espacios de participación democráticos y el fortalecimiento del tejido social. El acompañamiento de más de 6.500 campesinos en un programa de convivencia armónica ha servido para articular un proceso de formación que les permitiera desarrollar su capacidad de participación e influencia en la vida comunitaria y el ejercicio de una ciudadanía activa. Con los diferentes procesos de capacitación llevados a cabo, hoy los campesinos colombianos participantes en el Convenio cuentan con herramientas para exigir sus derechos y transformar los conflictos hacia una convivencia basada en los principios de respeto, tolerancia y solidaridad.
Las actuaciones de la línea ambiental del Convenio han ido dirigidas a asegurar el acceso a agua potable y saneamiento de más de 2.500 familias campesinas, con la construcción y rehabilitación de siete acueductos rurales y la construcción de infraestructuras de saneamiento básico y ambiental. Igualmente, como parte de un plan de formación transversal a todo el Convenio, se ha capacitado a la población campesina en el manejo de los recursos hídricos, la lucha contra la contaminación ambiental, el reciclaje de aguas y la recuperación de fuentes hídricas.
La línea económica ha ido dirigida a asegurar la mejora de la eficiencia en el uso de recursos y la competitividad de la actividad productiva rural, con el aumento de la producción en más de un 30% en casi 3.000 fincas cafeteras. Para ello, se ha mejorado la infraestructura para la producción agrícola, especialmente del café, así como se ha llevado a cabio un programa de formación en buenas prácticas para asegurar la sostenibilidad futura de las fincas cafeteras.
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